Producción ecológica de carne de pollo (I)

En Europa, la producción ecológica de carne de ave ha aumentado en los últimos diez años en torno al ritmo de 15 por 100 anual. Son cuatro Estados de la Unión Europea los que producen el 75 por 100 del total de pollos “eco”: Francia, Italia, Reino Unido y Alemania. 

En la actualidad, se estima que son unos 25 millones de pollos los certificados como ecológicos, ofreciéndonos algo más de 60.000 t de carne. Francia, que hoy produce la mitad de los pollos “eco” de Europa, estima su mercado de carne de ave ecológica en unos 251 millones de euros en el año 2018, con un 22 por 100 de crecimiento respecto del año 2017. 

Sin embargo, los pollos ecológicos solamente suponen el 1.6 por 100 del total de los pollos para carne producidos en Francia. Austria, con algo más del 5 por 100, es el país que más porcentaje tiene en régimen ecológico sobre el parque total. Y todo apunta a que el sector “eco” de la carne de ave en el futuro va a seguir creciendo a buen ritmo. 

Se trata de una producción bien alineada con las demandas de los ciudadanos europeos. Parece que de la crisis Covid-19 podemos esperar un refuerzo de la tendencia que veníamos observando. En general, la Covid-19 se estima que acelerará las tendencias que ya se venían observando en cuanto a seguridad alimentaria, consumo local, consideración del impacto ambiental y del bienestar animal, características que se le presumen a los sistemas de producción ecológicos.

La realidad en España

En España, las cosas, también aquí, van a otro ritmo. Aun habiendo experimentado un fuerte crecimiento en los últimos años, según el Ministerio de Agricultura, en nuestro país se producen unos 390.000 pollos eco por año, siendo dos Comunidades las que reúnen la gran mayoría de la producción: Galicia, la primera productora con algo más de dos tercios del total y Cataluña, que cría algo más de 90.000 de estos pollos cada año. Yo diría que, en realidad, se producen bastantes más pollos eco en España, unas tres veces más. 

En mi opinión, son tres los principales motivos por los que aquí nos hemos desarrollado poco. En primer lugar, porque el sector español está orientado hacia el volumen sin apenas prestar atención a la diferenciación. Es un sector volcado en producir carne barata como primer objetivo, aunque algo está cambiando. También, porque en España no se ha facilitado la instalación de pequeños mataderos con una legislación que considere sus particularidades y, por lo tanto, no se dispone de instalaciones adecuadas donde sacrificar aves diferentes procedentes de pequeños productores. 

Otra importante razón es la inseguridad jurídica que provoca la disparidad de criterios en la interpretación de los reglamentos de “producción ecológica” (Reglamento 834/2007 y 889/2008). Tampoco hay disponibles “guías” de interpretación del reglamento (salvo en algunas CCAA), faltan todavía definiciones clave para configurar la producción, como por ejemplo, la definición de “crecimiento lento” y, como consecuencia, la edad mínima al sacrificio; criterios unificados para la autorización del 5 por 100 de materias primas vegetales de origen no ecológico para la alimentación, y otras más disparatadas como la que confunde la superficie donde esparcir el estiércol con la superficie mínima de parques haciendo casi imposible la actividad… 

Todas estas realidades frenan el desarrollo de una producción ecológica de carne de ave y, con ello, de la avicultura. Se abandonan demandas de los consumidores y se pierden oportunidades para generar empleo y riqueza en el medio rural.

 

José Carlos Terraz Cuenca
Presidente de Avialter (Asociación Profesional de Avicultura Alternativa) y
Presidente de ERPA (Asociación Europea de Aves Rurales).

 

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