El ganado bravo ante un presente complejo y un futuro altamente incierto

Desde mi punto de vista, la incidencia económica en el sector agrario y más concretamente en el sector ganadero, durante los próximos 12 – 18 meses, de la COVID- 19 será realmente importante.

Lamentablemente, nos enfrentamos en España (también en la Unión Europea y en buena parte del Mundo) a una recesión de gran calado. 

En España, en razón a la gestión que se está llevando a cabo, todo apunta a que la misma será especialmente importante; tenemos una caída de nuestro PIB, en el primer trimestre de este año 2020, de un 5,2 por 100 (en la Eurozona esta caída ha sido del 3,8 por 100).

Ello ha comportado en nuestro país y en este primer trimestre, una pérdida de unos 357.000 empleos, a tiempo completo. Unida la misma se ha registrado una caída del 3,1 por 100 en la duración de las jornadas a tiempo completo. Por esta razón, el empleo medido en horas trabajadas ha caído un 5 por 100 y el número de horas trabajadas ha caído un 10 por 100 en la agricultura y en la construcción; un 6,9 por 100 en actividades inmobiliarias y el 6,5 por 100 en el comercio y en la hostelería. 

También hay que computar en este análisis un descenso en el consumo de un 7, 5 por 100, así como una disminución muy importante del gasto por turismo, nada menos que del 18,5 por 100.  

Esto sí, el gasto público subió un 1,8 por 100.

Por su parte, la inversión se ha visto reducida en un 5,3 por 100 (el peor dato del último decenio), la inversión en vivienda ha descendido en un 9,6 por 100 y las exportaciones, en este primer trimestre 2020, se han reducido en un 8,4 por 100.

En lo que se refiere a las actividades, la actividad en el comercio, el transporte y la hostelería se ha reducido en un 10,6 por 200 sobre el trimestre anterior; la construcción lo ha hecho en un 8,1 por 100 y la reducción de las actividades artísticas y recreativas ha sido nada menos que del 11,2 por 100. La agricultura, como siempre, aguantó firme y sólo retrocedió un 1,4 por 100; la industria lo hizo en un 2,7 por 100.

La caída del PIB en el segundo semestre se estima que pueda ser del 20 – 22 por 100, si bien, salvo que haya una segunda ola de la actual pandemia, España se recuperará ligeramente en el segundo semestre y, por ello, se está estimando que la caída durante este año de nuestro PIB puede llegar a situarse entre el 12 y el 14 por 100 (Alemania prevé una contracción económica, en este año 2020, del 6,3 por 100 y EE.UU. la prevé del 4,8 por 100; en Islandia, dónde la pandemia se ha gestionado realmente bien (hasta el momento, sólo 10 fallecidos), el PIB creció en un 2,3 por 100 en este primer trimestre).

En este marco tan complejo el Toro Bravo, nuestras ganaderías de Ganado Bravo, están sufriendo y más que van a sufrir por la evolución negativa de la realidad económica en la que nos encontramos y en la que nos vamos a seguir encontrando durante bastante tiempo.

Si partimos de los datos oficiales del año 2018, los últimos de que dispongo (del entonces Ministerio de Educación Cultura y Deporte), en España, en el año referido, se celebraron más de 19.000 festejos populares con astados y casi 1.500 festejos taurinos.

Ello significa que si, en este año 2020, la temporada se da prácticamente por semi – finiquitada (que pienso que será lo más probable), las pérdidas directas de los ganaderos (teniendo en cuenta, por ejemplo, que el coste real de un cuatreño, contabilidad analítica, está alrededor de los 5.500 euros) serán elevadas.

En efecto, en razón de la merma real del valor comercial global de sus animales (muchos de los cuales deberán ir, más temprano que tarde, inexorablemente al matadero), estimo que la pérdida no será inferior a los 100 millones de euros (no siendo excesivamente pesimista). 

Ante las perspectivas enumeradas, la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL), que engloba al 85 por 100 de estas ganaderías, ha elaborado un importante documento que remitió hace 15 días a nuestro MAPA (el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación) y también a las Comunidades Autónomas. En él se solicita la aplicación a este sector pecuario de una serie de medidas que permitan al mismo intentar atenuar la grave crisis en la que está ya inmerso. 

En el momento de escribir estas líneas no sé cómo va a evolucionar la situación, pero lo que sí creo saber es que si no se hace algo pronto y bien, muchas de las ganaderías de Ganado Bravo que aún están activas (unas 850 – 880) no podrán sobrevivir a corto – medio plazo y con ello se perderá, más que probablemente, una parte significativa de este importante, insustituible e irremplazable patrimonio ganadero de nuestro país.

Pero, tal y como se está procediendo actualmente en los niveles institucionales (hablo en términos generales) y teniendo en cuenta las crecientes presiones “anti – taurinas”, que emanan de una parte de nuestra sociedad (no excesivamente importante cualitativamente, pero sí muy ruidosa y muy activa), no me siento demasiado tranquilo ante el futuro económico que le puede esperar al Ganado Bravo.

 ¡Ojalá que, una vez más, me equivoque!

 

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid
Universidad Alfonso X el Sabio

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