El SARS-CoV-2 también infecta a la economía

Si bien los párrafos siguientes se centran en España pienso que la base argumental puede ser aplicada a muchas de las zonas del Mundo que se encuentran o se van a encontrar, afectadas por una incidencia significativa del virus SARS-CoV-2 (actualmente los flujos del comercio mundial están descendiendo más deprisa y con mayor intensidad de cómo sucedió en la crisis del año 2008).

Sin duda, hablando en términos generales, una vez España haya logrado superar realmente, desde una perspectiva sanitaria, esta primera ola de la pandemia, que tan grave incidencia está teniendo (y suponiendo que se sea capaz de gestionar adecuada y anticipadamente la segunda ola de la misma, que se espera para el próximo otoño), el mayor problema al que nos deberemos enfrentar va a ser el de intentar recomponer, lo antes y lo mejor posible, la economía del país, que va a quedar muy seriamente maltrecha.

En este sentido, las actuales previsiones del FMI (Fondo Monetario Internacional) prevén una caída de nuestro PIB, para este año 2020 del orden de un 8 por 100 (el mayor desde la finalización de nuestra guerra civil) pudiéndose situar el paro alrededor del 21 por 100.  Por su parte la CEOE estima que la caída del PIB, si hacemos a partir de ahora las cosas aceptablemente bien, puede ser del 9 por 100; es decir, que tendremos que soportar una recesión muy importante -no se olvide aquí que, en España, los Servicios generan casi el 68 por 100 de nuestro PIB y que, por su parte, el turismo genera un 15 por 100 del mismo; más que la construcción (14 por 100) y tres veces más que la automoción (5 por 100)-.

Por mi parte me permito estimar, al día de hoy, que la caída de nuestro PIB, estimada en euros corrientes, puede resultar ser menos optimista y “coquetear” con los dos dígitos. Por una parte, está la duración real de esta primera ola de la pandemia y la posible llegada de una segunda ola; por otra, porque se estima que la pérdida final real del turismo del año 2020 respecto del año 2019, donde se contabilizaron 84 millones de turistas, puede ser del orden del 80 por 100 (ello puede significar que sólo en comidas se perderán unos 950 millones de yantares y, paralelamente, unos 400 millones de pernoctas).

Las últimas previsiones disponibles también apuntan que en España se iniciará su recuperación en el año 2021 con un crecimiento de nuestro PIB del orden de un 4,3 por 100 y un descenso del paro que se situará alrededor del 17,5 por 100; ello significa que nos costará, con suerte, aproximadamente unos 3 años volver a situar a nuestra economía la altura de diciembre del año 2019.

Pero la infección por el mencionado virus ya se empieza a poner de manifiesto en muchos sectores agrarios (agrícolas y ganaderos) y entre ellos en el del porcino Ibérico. Es cierto que, en general, el sector cárnico continúa manteniendo su producción y su actividad, pero determinados subsectores están sufriendo ya graves problemas por el obligado cierre del canal Horeca (y la mencionada drástica reducción, sino desaparición, del turismo interno y externo).

Y, en este sentido, el “mundo del Ibérico” es uno de los perjudicados; los productos derivados del cerdo Ibérico, como es bien conocido, forman parte fundamental de la oferta gastronómica de restaurantes y de hoteles: por esta razón, el cierre de estos establecimientos le está afectado de lleno. Así se registra una muy significativa caída de las ventas, una gran anulación de pedidos y solicitud de revisión de contratos (porque hay mucho producto estocado) y una elevada previsión de retraso en los cobros.

Evidentemente, hay otros sectores pecuarios también afectados (por ejemplo, el ovino y el caprino, el vacuno, el porcino blanco o el sector avícola que prevé unas pérdidas superiores a los 600 millones). Y no olvido aquí al sector agrario, afectado por la realidad climática y por los problemas de la mano de obra en el campo.

Todo ello me lleva a la conclusión de que como no cambien muchas cosas y no se actúe desde el ejecutivo con diligencia y adecuadamente, el sector agrario español (y especialmente el ganadero) se puede ver abocado, a lo largo de este 2020, a una “pandemia financiera” de calado.

De producirse la misma, sus consecuencias económicas, directas e indirectas, no soy capaz a estas alturas de cuantificarlas, pero tengo muy claro que no van a ser nimias (parto de la base que nuestro sector agrario viene a suponer el 2,5 por 100 de nuestro Producto Interior Bruto (1,25 billones de euros) y este porcentaje llega al 8,4 por 100 si se considera la aportación de la industria alimentaria y de todos los demás sectores implicados en la cadena de producción agraria y alimentaria; es decir, aportó en el año 2019 unos 105.000 millones de euros anuales al PIB).

 

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid
Universidad Alfonso X el Sabio

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