Situación y retos de nuestro sector del vacuno de carne

Actualmente el sector vacuno de carne español, que genera una carne y unos productos de una altísima calidad, se encuentra conformado por dos subsectores claramente diferenciados; el de la vaca nodriza y el de vacuno cebo. Su producción puede ser valorada en unos 3.400 millones de euros anuales (lo que viene a suponer un 10 por 100 de lo que produce este sector en Europa, unos 34.000 millones de euros anuales).

El sector del vacuno de carne español viene a suponer aproximadamente el 17 por 100 de nuestra Producción Final Ganadera (PFG) y el 6 por 100 de nuestra Producción Final Agraria (PFA).

En España hay actualmente de acuerdo con los datos publicados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, MAPA, sobre un global de unas 145.000 explotaciones con ganado vacuno, unos 20.500 cebaderos; unas 87.000 explotaciones que se dedican al vacuno de carne y unas 6.000 de producción mixta (aunque no hay que olvidar que hay unas 16.000 explotaciones sin clasificar).

Cierto es que, en los últimos 10 años el número de explotaciones de vacuno en nuestro país se ha reducido globalmente en aproximadamente unas 90.000 unidades lo que puede ser un indicativo directo de la complejidad y de las dificultades que debe superar el mismo (en el mencionado periodo de 10 años el número de cebaderos ha disminuido en alrededor de 16.000; el de explotaciones dedicadas al vacuno de carne en unas 15.000 y las mixtas en unas 50.000).

En España el censo global es relativamente estable, unos 6,5 millones de cabezas de ganado vacuno. Ello nos sitúa como el quinto Estado por censo dentro de la Unión Europea (UE-28) cuyo censo global actual supera los 87 millones de cabezas. En nuestro país tenemos casi 2,5 millones de vacas nodrizas de más de 24 meses de edad.
La producción, que también es relativamente estable, se sitúa actualmente alrededor de las 670.000 toneladas anuales (hace 15 años la misma estaba en unas 720.000 toneladas). La producción de la Unión Europea se acerca a los 8 millones de toneladas anuales y también es relativamente estable. Referido exclusivamente a la carne de vacuno nuestro nivel de autoabastecimiento es algo superior al 106 por 100.

La exportación neta global expresada en tonelaje (exportaciones totales – importaciones totales) puede estar en el equivalente a las 100.000 toneladas anuales (un 15 por 100 de la producción total). Una parte importante de este comercio es en forma de animales vivos lo que, en el caso de las exportaciones (que suponen un equivalente de unas 130.000 t/año), nos resta mucho valor añadido.

Por lo expuesto el saldo económico final anual, aun siendo favorable a las exportaciones, es muy reducido (tal vez unos 40.000 euros). En este comercio la Unión Europea sigue teniendo el mayor protagonismo aunque cierto es que el sector está haciendo, sobre todo a nivel de las exportaciones, grandes y positivos esfuerzos, para aumentar el rol de los Países Terceros.

El consumo aparente esta en los 13, 5 kg/persona y año y más bajo que hace 20 años (en el año 1999 el mismo era de 15,4 kg).

Y es aquí donde empiezan sus retos.

El primero (aunque no el más importante) es el de aumentar, cuantitativa y cualitativamente, el consumo interior aparente lo que no va a ser, en la práctica, nada sencillo por el sesgo que está adquiriendo, a pesar de todos los esfuerzos publicitarios, el consumo de proteína e origen animal en España. En efecto, se registra un aumento interrumpido del número de personas veganas, vegetarianas y, sobre todo, flexitarianas cuya creciente importancia, en mi opinión, no está siendo adecuadamente valorada a la hora de hacer prognosis de consumo. A esta realidad hay que añadir las alternativas vegetales a la carne (que ya son una realidad) y, en un futuro a corto plazo, la proteína animal de origen industrial.

El segundo gran reto (que probablemente sea el primero) es el de mantener y, a ser posible aumentar, el actual nivel sanitario y de bioseguridad de nuestras explotaciones dedicadas al vacuno de carne que, en general, es realmente excelente y clave en razón de la trascendencia de nuestro comercio exterior.

El tercer gran reto es valorizar mejor económicamente nuestras exportaciones lo cual muchas veces no es posible porque en muchos de los Terceros Países a dónde exportamos no hay infraestructura que les permita recibir carne o sus productos; ello limita el comercio exterior a los animales vivos. Por lo tanto el reto es lograr abrir y fomentar mercados estructuralmente desarrollados (lo cual, evidentemente, es muy complejo ante la situación real del mercado internacional y partiendo de los costes adicionales que genera nuestro “modelo europeo de producción”).

Y no por último, teniendo en cuenta sobre todo nuestros datos macroeconómicos y las previsiones globales del futuro mundial del vacuno de carne dónde seguirá perdiendo protagonismo porcentual, el gran reto es adecuar, cuantitativa (pero también cualitativamente) nuestro sector a la realidad de nuestro mercado interior y al futuro del mercado exterior.

Ya sé que son grandes y muy complejos retos, por lo que no debemos dejarnos cautivar por los “cantos de sirena” (como, por ejemplo, que más del 70 por 100 de los potenciales consumidores españoles considera positivamente a la carne de vacuno) porque éstos no van a dar solución a los retos planteados. Afortunadamente, en estos últimos años, el sector, empezando por Provacuno y por Asoprovac y continuando por la inmensa mayoría de sus ganaderos, es perfectamente consciente de la complejidad de todo lo expuesto y está trabajando en la dirección correcta y en el sentido adecuado.

Pero, como dijo Brásidas, el general espartano, cuando le conminaban a que frenara a las tropas atenienses al inicio de la Guerra del Peloponeso: “si fuera fácil, ya estaría hecho”.

 

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid
Universidad Alfonso X el Sabio

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