El lobo: unas reflexiones ad hoc

Apelar al miedo a las irreversibles consecuencias de nuestras actuaciones en lo relativo al medio ambiente y las especies faunísticas suele ser una táctica habitual en los colectivos especializados en la defensa de dichas especies. En ese contexto debemos situar la campaña impulsada desde Grupo Lobo de Euskadi solicitando firmas a un escrito dirigido al diputado general alavés, Ramiro González, a través de la mediática plataforma digital Change.org.

Empeño nada difícil para un mensaje catastrofista y simplón dirigido a una sociedad cada vez más urbana y consiguientemente más alejada del medio natural y del sector primario donde los clics de apoyo se multiplicarán exponencialmente con sólo evocar a personajes y historias disneyanas donde el simpático lobo es un cariñoso peluche que requiere de nuestras caricias y de nuestros cuidados.

Ahora bien, centrándome en el requerimiento, conviene aclarar que el procedimiento abierto  de inclusión de la especie en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas se halla en punto muerto, tal y como decidió en la pertinente reunión de Naturzaintza-Consejo Vasco Asesor de la Naturaleza, a la espera de dos informes tanto para evaluar las consecuencias de medioambientales en el hábitat de pastos montanos considerado de alto valor naturalístico como otro para evaluar las consecuencias socio-económicas en el sector ganadero directamente afectado por la expansión del lobo. Por lo tanto, habrá que esperar a los dos informes para calibrar las consecuencias tanto ambientales como socio-económicas que pudiera acarrear la catalogación del lobo.

La sensatez mostrada por las instituciones vascas refleja bien a las claras la estrecha, sino inherente, vinculación entre la labor de los ganaderos y su hacienda ganadera en el cuidado y mantenimiento del medio natural y del territorio rural por extensión. El cuidado de las praderas y especialmente los pastos montanos de las sierras donde pasta el ganado, son impensables sin la participación del ganado y de los ganaderos por lo que considero un grave error impulsar medidas que vayan contra el sector ganadero al favorecer la expansión del can lupus por todos los territorios, incluido Álava.

El lobo no es una especie en peligro de extinción ni en Álava ni en el conjunto de la Península Ibérica, así lo demuestran los últimos censos que, paradójicamente, informan de un mayor censo y de una mayor expansión territorial de la especie. Por cierto, una especie que tantos quebraderos de cabeza causa a los ganaderos que, reiteradamente, nos recuerdan que la convivencia entre el lobo y la ganadería extensiva es misión harto imposible.

Por ello, decliné la invitación del Grupo Lobo a suscribir manifiestos que extiendan la alfombra roja al lobo al mismo tiempo que marcan el camino a la extinción, no del lobo, si no de la ganadería extensiva y muy especialmente a la raza autóctona ovina, la oveja Latxa, pilar imprescindible de una joya gastronómica como es el queso Idiazábal, tan apreciada y valorada por el conjunto de la sociedad.   

 

Xabier Iraola Agirrezabala
Editor en Kanpolibrean.
Blog sobre la granja y el mundo alimentario

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