El FEGA y el Greening

El FEGA acaba de publicar un informe que es un recopilatorio de los datos de estos últimos años desde que el greening entró en vigor en cuanto a las tres medidas exigidas para poder percibir el pago verde complementario. En el mismo se pone de manifiesto su efecto en la disminución de explotaciones de monocultivo.

Así, en lo que se refiere a la práctica de diversificación de cultivos, que obliga a las explotaciones de más de 10 hectáreas a introducir (en función de su tamaño) varias producciones diferentes, se ha conseguido el efecto de reducir de forma importante el número de explotaciones monocultivo.

En efecto, las mismas han pasado de ser en 2014 un total de 24.175 (considerando siempre las de más de 10 hectáreas y del año antes de la aplicación de la medida) a 8.111 el ejercicio pasado. De igual manera, las que tenían sólo 2 cultivos en el año 2014, que eran 44.596, han pasado a ser 17.367 en el pasado año 2018.

Por el contrario, como es lógico, han aumentado el número de explotaciones que han declarado en la PAC un mayor número de cultivos distintos, de forma que, por encima de cuatro, se ha pasado de las 65.354 en el año 2014, a superar las 100.000 explotaciones en el periodo 2017 – 2018.

En lo que se refiere a la conservación de pastos permanentes, la obligación, que ha de cumplirse a nivel de Estado y no explotación por explotación, consiste en que la relación entre los pastos permanentes y la superficie agraria total no se reduzca en más de un 5 por 100.

Esta medida concreta obliga a respetar un 5 por 100 de la superficie de cultivo de la explotación como “de interés ecológico”, SIE), bien sea con barbechos, con cultivos fijadores de nitrógeno al suelo o con superficies forestales. Debe tenerse en cuenta el cambio de normativa producido en el año 2018, cuando se introdujo la exigencia adicional de no utilizar fitosanitarios en los recintos declarados como SIE. Hasta entonces, las superficies SIE se declaraban “por exceso”, mientras que, desde el pasado año, se ha ajustado la declaración a las que realmente quedaban sujetas al compromiso. Esto habría producido una reducción nominal de las superficies SIE declaradas en el pasado 2018 generando un sesgo.

Aquí España ha cumplido sobradamente esa condición, e incluso ha aumentado la superficie declarada como pastos permanentes, desde los 4,9 millones de hectáreas en el año 2015, a los 5,76 millones en el año 2018 (un 27,7 por 100 de la superficie).

Para superar el mencionado sesgo, el FEGA ha efectuado un ajuste de las las cifras teniendo en cuenta la superficie declarada por los titulares que serían susceptibles de realizar esta práctica, de manera que las hectáreas de barbecho habrían aumentado ligeramente hasta alcanzar los 2,25 millones de hectáreas y se habría producido un incremento apreciable de los cultivos fijadores de nitrógeno desde las 788.400 hectáreas del año 2015, hasta las 871.080 del pasado 2018. Las superficies SIE forestales no son significativas.

En base a todos los datos anteriores, el FEGA concluye en su informe indicando que, desde el punto de vista medioambiental y de la mitigación del cambio climático, la aplicación del greening influye de manera favorable en la reducción de la erosión de los suelos españoles, al incidir en la mejora de la estructura de los mismos por la introducción de diferentes cultivos, evitando el monocultivo. Asimismo, se mejora el contenido de materia orgánica de los suelos, lo que redunda en una mayor capacidad de retención del agua, además de aumentar la biodiversidad, al introducir nuevas especies y variedades en las explotaciones.

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